Un exceso de estrés, nerviosismo o ansiedad, la toma de antibióticos, o una alimentación inadecuada, como por ejemplo el consumo excesivo de proteínas animales y/o azúcares simples pueden ser algunos de los factores que pueden desequilibrar la flora intestinal (disbiosis), alterando nuestra función digestiva, afectando con ello nuestro estado nutricional y nuestro sistema inmune, pudiendo llegar a producir algunas enfermedades o patologías en la microbiota (flora intestinal u bacterias “amigas que viven en nuestro organismo”)
Todo este rollo puede parecer algo liante, pero resumiendo, significa que mantener un intestino sano es esencial para mantener la salud y para ello es preciso disponer de una buena microbiota o microflora intestinal.
Los desequilibrios de la flora intestinal (disbiosis) se pueden manifestar por diversos síntomas entre los que destacan: hinchazón abdominal, espasmos intestinales, estreñimiento crónico, diarreas, síndrome de colon irritable, migrañas, intolerancias y alergias alimentarias, entre otros problemas. Pero eso no es todo:
Los géneros Lactobacillus y Bifidobacterium, son los géneros de bacterias que colonizan en mayor medida el tracto digestivo, es por eso que las cepas de estos dos géneros son las más utilizadas como probióticos, para colonizar y regenerar la microbiota intestinal humana, cuando por diversos motivos ésta se halla alterada.
La combinación con prebióticos fructooligosacáridos (FOS) asegura la implantación de los probióticos. (En otro post ya hablaré con más detalle de los prebióticos). Pero cuidado, ya que hay personas sensibles a ellos y no los toleran bien,
Pero eso no es todo: