Mucha comida y poco ejercicio: malos amigos

El exceso de alimentos y la falta de ejercicio físico son unas de las principales causas del sobrepeso, ya que se ingieren más calorías de las que se gastan. (Cosa que seguramente habrá pasado a muchos druante el verano. Piscina, playa, tumbona, paellas, helados, refrescos.. y poco ejercicio).

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Queramos o no, el sedentarismo es casi en un hábito en el estilo de vida moderno. Tareas en las que apenas se requiere esfuerzo físico, videojuegos y ordenadores, hacen que nuestras necesidades energéticas se reduzcan en valores que van de las 500 a las 1.000 calorías diarias. A pesar de ello, si la cantidad de comida que se ingiere no  se reduce en la misma proporción, la tendencia al sobrepeso está casi asegurada.

El ejercicio bien planificado es muy saludable y contribuye a regular el peso corporal. Además, es un elemento fundamental para toda estrategia que tenga como objetivo la reducción de peso. Por ello, solamente desarrollando una actividad física habitualmente podremos afrontar el sedentarismo.

A parte del ejercicio físico, ¿Qué más podemos hacer frente al sobrepeso y los múltiples factores que la favorecen? Las conductas que pueden resultar más efectivas en cada uno de los siguientes casos son:

Genética: Todas las personas somos diferentes desde el punto de vista genético y reaccionamos de manera distinta a los alimentos. Existen variaciones genéticas, que son los responsables de que la respuesta a los alimentos entre individuos sea tan diferentes. Mediante un estudio nutrigenético se puede realizar un tipo de dieta altamente personalizada, basada en el perfil genético y nuestros hábitos de vida.

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Falsas necesidades alimentarias:  Prescindid de todos los “caprichos alimentarios”,  que no necesitéis, Evitad los alimentos muy grasos (precocinados, embutidos, aperitivos, bollería, pastelería, etc..) y optad por alimentos de buena calidad y que sean saludables (verdura, fruta, cereales integrales, pescado fresco a la plancha, etc..).

Calorías: No hay nada peor que obsesionarse con las calorías a corto plazo. Las dietas radicales y demasiado restrictivas, en las que no se puede comer casi nada son perjudiciales para la salud, ya que tienen una carencia de nutrientes esenciales.  Es mejor seguir una dieta saludable y balanceada sin estresarse por la cantidad total de calorías diarias consumidas, sino más bien por la calidad y cantidad de los alimentos ingeridos.

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Actividad física: Caminar, correr, ir en bicicleta, bailar. En definitiva, “mover” el cuerpo diariamente. Seguid un plan de ejercicio adaptado a vuestras necesidades y edad y que os resulte placentero y fácil de seguir.

Metabolismo: Favoreced su regulación con una vida saludable. Ejercicio físico, alimentos saludables, beber mucha agua e infusiones como el té rojo y té verde pueden contribuir a “mantenerlo a raya”. Es aconsejable, consultar a vuestro médico o profesional de la salud, para que lleve un seguimiento periódico de los resultados.

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Publicidad y productos adelgazantes “milagrosos”: Los productos que prometen la pérdida de peso sin esfuerzo, casi “milagrosamente” no existen.  Desconfiad de las noticias y publicidad sensacionalista sobre panaceas adelgazantes que no están contrastadas. Los milagros no existen.

¿Es vuestro estilo de vida saludable? ¿Creéis que el sedentarismo es un mal de nuestro tiempo?

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