A menos de tres semanas para Halloween, ya es habitual ver decoraciones con la famosa calabaza Jack O’lantern acompañada por sus amigos fantasmagóricos. Pero bromas a parte, y con la llegada del otoño, la calabaza vuelve a protagonizar o por lo menos, a acompañar muchos de los platos de temporada.


¿Quién de vosotros no ha tomado un puré de calabaza? ¿Salsa de calabaza? ¿Calabaza frita? ¿Al horno? ¿O pastel de calabaza? ¿Calabaza frita? ¿Mermelada de calabaza? (Ya os aviso que está exquisita…
Las aplicaciones de la calabaza en la cocina son infinitas (o casi). Su atractivo color y delicioso sabor convierten a la calabaza, en un ingrediente muy versátil tanto en platos salados como dulces.
Su característico color amarillo es debido a su riqueza en betacaroteno (provitamina A), o que es lo mismo, pigmentos naturales liposolubles de colores vivos, amarillentos y rojizos, mediante los que el hígado y el intestino delgado son capaces de generar vitamina A, nutriente esencial para nuestro organismo.
También es rica en vitamina C, y en menor cantidad, algunas vitaminas del grupo B. Entre los minerales que contiene cabe destacar su cantidad de Potasio, Magnesio, Hierro y Zinc. Toda esta riqueza en nutrientes la convierten en una buena fuente de antioxidantes.
Es baja en calorías (menos de 20 Kcal. Por cien gramos) y rica en agua y fibra soluble (mucílagos), por lo que suele estar indicada a las personas que quieren perder peso o mantenerlo, a no ser que la cocinemos frita o acompañada con grasas y/o azúcares añadidos. (Ya le dedicaré otro post). Pero eso no es todo:
Comer sin gluten es esencial para las personas que tienen una enfermedad celíaca (EC) o bien con problemas de intolerancia al gluten (IG) o alguna sensibilidad relacionada a ello (me incluyo en estos grupos). Eso no cabe duda. Ambos trastornos pueden causar calambres estomacales, diarrea, estreñimiento, hinchazón, y en el caso de la enfermedad celíaca, eliminar el gluten de su dieta previene los síntomas arriba descritos además de interferir con la mala absorción de nutrientes (Puedo yo misma dar fe de ello y de lo molesto que es). Pero ¿qué hay del resto de personas?
¿Pueden los deportistas o personas que quieren adelgazar (y que no tengan ningún problema de intolerancia ni alergia al gluten), esperar ningún beneficio de rendimiento de salud al dejar de tomar la proteína (gluten) presente en el trigo, espelta, avena,
¿Y cómo podemos medir la alcalinidad o acidez de los alimentos? El grado de alcalinidad y de acidez se mide a través de una escala de pH (potencial de hidrógeno), mediante una escala del cero 0 (ácido extremo) hasta 14 (alcalino extremo), siendo el 7 el valor base o neutro.
Es una valiosa herencia cultural, que a partir de la simplicidad y la variedad ha dado lugar a una combinación equilibrada y completa de los alimentos, basada en productos frescos, locales y de temporada en la medida de lo posible.
Pero comenzando por el principio: esta dieta se basa en las propiedades benéficas obtenidas del consumo del aceite de oliva crudo (que reduce el nivel de colesterol en sangre), fruta y verdura fresca, (ricos en vitaminas y fibra)