Tristeza, cambios de humor, problemas de visión o de memoria, anemia, debilidad, pérdida del equilibrio o entumecimiento u hormigueo en brazos y piernas, son algunos de los síntomas que pueden causar la falta de vitamina B-12, aunque algunas veces pueden pasar inadvertidos, ya que suelen manifestarse muy lentamente, lo que puede dar lugar algunas veces, a un diagnóstico equivocado.

La vitamina B-12 interviene en el metabolismo de los hidratos de carbono (azúcares), ayuda a la formación de glóbulos rojos en la sangre y al buen funcionamiento de la transmisión nerviosa y al mantenimiento del sistema nervioso central.
Como las demás vitaminas del grupo B, es hidrosoluble, es decir se disuelve en agua. Después de que el cuerpo utiliza esta vitaminas, la cantidad sobrantes se elimina del organismo a través de la orina. ¿Pero? ¿Y cómo podremos saber si tomamos la cantidad adecuada?
Aquellos que comáis carne, pescados, marisco, huevos y leche a diario no tenéis porque preocuparos, ya que seguramente estaréis tomando alguna fuente de vitamina B-12. (Los ovo-lácteo-vegetarianos pueden encontrar en la clara de huevo, el queso y la leche una buena fuente de vitamina B-12, por lo que no debéis preocuparos por su carencia).
El problema puede llegar para aquellas personas que no toman productos animales. (incluyendo leche, queso y huevos). Si se toman una serie de precauciones no tiene porque haber ningún inconveniente para hacer frente a las necesidades diarias de esta vitamina. Veamos: