Tener un cutis sano y flexible no solo es un privilegio de la juventud, aunque la parte genética también cuenta, claro. Si sabemos cuidarnos y aportar los nutrientes necesarios que el cuerpo (y nuestras células necesitan) podremos seguir gozando de una piel radiante joven y tersa a pesar del paso de los años. O sea que eso no solo vale en salud, sino también en belleza para la piel.
Con la edad, los tejidos (sobre todo en el rostro y mentón) tienden a relajarse, produciéndose unos antiestéticos pliegues que delatan el paso del tiempo. Para ello, es conveniente seguir una dieta variada y saludable, rica en “colores variados” es decir: frutas y verduras (a poder ser de temporada), legumbres, cereales integrales, semillas, frutos secos y aliñada con aceite de oliva de primera prensada en frío (como podéis intuir hablo de la dieta mediterránea), rica en nutrientes que contribuyan a aportar los ingredientes necesarios para que la piel pueda fabricar las fibras que le dan sostén: Colágeno, elastina y ácido hialurónico.
Los alimentos a incluir para que el cuerpo fabrique estas sustancias por sí mismas a través de la dieta diaria deben ser; Vitamina A o beta caroteno: Zanahoria, tomate, huevos, calabaza, boniatos, y alguna fruta. Vitamina C: naranja, pomelos y cítricos, kiwi, coliflor, frutos rojos. Vitamina B6: Germen de trigo, cereales integrales, verduras, carne, soja, legumbres. Proteínas Vegetales (soja y derivados, legumbres, sésamo) y animales (pollo, pescado, carne, huevos y lácteos).
Con el paso de los años el colágeno y el ácido hialurónico de nuestro cuerpo se degrada y aparece el dolor articular, pérdida de densidad ósea, las hernias discales, y se comienzan a notar los efectos sobre la piel como: flacidez y arrugas de la piel. El cuerpo humano, deja de producir su propio colágeno a los 35 años aproximadamente.
El colágeno es una proteína natural que más abundantemente encontramos en el cuerpo humano. Como proteína estructural, es el componente fundamental del sistema de sostén del organismo: los huesos, cartílagos, tendones, membranas basales, piel, cornea y algunos órganos del cuerpo. Por eso, la importancia biológica del colágeno es muy significativa. Pero eso no es todo:
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