Hacer ejercicio o seguir un entrenamiento físico sea del tipo que sea (y siempre dentro de vuestras posibilidades reales), va a ayudaros a mejorar vuestro estado de ánimo y autoestima.

Cuando consigáis vuestro objetivo y obtengáis la metas cumplidas, os sentiréis orgullosos de vosotros mismos al haber obtenido los resultados esperados, ya sea mejorar la forma física, adelgazar o perder peso, modelar la figura, tener más elasticidad y resistencia, o en el caso de la nueva fiebre “running”, llegar a correr una carrera de 5 ó 10 kilómetros, o hasta una media maratón.

Tampoco hace falta que os propongáis correr una maratón si sois principiantes y sin seguir un entrenamiento en condiciones. (!Tonterías, las justas!). Una cosa significa hacer ejercicio para mejorar la salud y la forma física, y otra muy distinta, significa machacarse hasta lesionarse y continuar hasta que la lesión sea grave o muy grave. No, tampoco es eso.
El entrenamiento debe tener un puntito de sufrimiento (en el buen sentido de la palabra) pero nunca debe se debe sentir un dolor agudo e intenso que no os deje seguir con nuestra actividad cotidiana (¿O acaso disfrutáis de la tortura?).
A través del tiempo y una vez asumidas (o no) los objetivos propuestos, siempre debe mantenerse viva la motivación para seguir entrenando.
Si no os convence correr, podéis practicar ciclismo, natación, walking (andar a paso ligero), senderismo, baile o practicar alguna tabla de ejercicios en casa. Lo importante es mantener el cuerpo activo con alguna actividad que os haga disfrutar (o por lo menos sentir bien), para incorporar este hábito entre vuestras rutinas diarias y no perder esta saludable costumbre.
Algunos consejos que os ayudarán a conseguir vuestros objetivos:
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