Cuando empecé a correr tenía miedo que mi corazón o pulmones no estuvieran preparados para enfrentarse al esfuerzo prolongado. Grave error por mi parte.
En una carrera de larga distancia, sí, es necesario tener un corazón fuerte y unos pulmones preparados, pero todavía es más importante tener una musculatura, tendones, articulaciones y huesos fuertes, preparados para “sufrir”.
Sinceramente, ahora lo que me da más miedo es lesionarme. Piernas, rodillas, pies y caderas están en mis tops de la lista.
No es lo mismo una carrera de dos a tres kilómetros que una carrera de cinco kilómetros o que una de diez o quince kilómetros …. o hasta los 21 kilómetros de una media maratón. (Yo todavía no estoy preparada para ello).
Salgo a correr casi a diario (menos los dos días que entreno en el gym con Fernando y otro día que me lo tomo de recuperación y descanso “integral”). Desde hace ya unas semanas sigo diversos circuitos en la Montaña de Montjuic de aproximadamente unos 10 kilómetros.
Como he dicho antes, una de preocupaciones actuales en mi preparación para la media maratón son las posibles lesiones y sus consecuencias.
Lo he vivido de cerca, ya que uno de los amigos que me acompañó durante dos de mis salidas para correr 10 kilómetros, no pudo realizar una tercera carrera. Su rodilla se hinchó e hinchó hasta que no podía andar de dolor.
El médico le diagnosticó una tendinitis aguda por lo que su carrera fue fugaz. Mala suerte.
Como más vale prevenir que curar, intento por todos los medios correr en una buena posición, evitando mis vicios posturales (o por lo menos intentarlo…), mantener el “core” o centro abdominal activo, la musculatura fuerte y preparada y cómo no… cada vez más sigo alargando mis entrenamientos y las distancias (mis últimas tiradas largas son de 15 kilómetros).
Sí, repito, para los que estáis acostumbrados a correr, eso es una miseria, pero para mí es todo un logro. En otro post y si os apetece, ya os contaré las sensaciones que se suelen tener durante todo un recorrido.
Una de las consideraciones que he aprendido (y creo que he tenido la suerte por el momento de haberlas seguido correctamente), es que para correr, no todo vale.
Además de una buena preparación física (un buen fondo, vamos) se necesita también un equipo adecuado y en buenas condiciones. Lo primero y quizá más difícil es elegir las zapatillas adecuadas para uno mismo (Ya hablaré de ello en otro post, porque el tema puede dar mucho de sí). En mi caso, tuve un flechazo o amor a primera vista.
Después de ver un montón de modelos y marcas, me enamoré de unas New Balance Vongo. ¿Por qué?
Su diseño me parece innovador y había leído muy buenas críticas de ellas, en especial un artículo que se publicó en la revista Runners, en donde se presentaba a la prensa y hablaba las maravillas sobre ellas. (¿Marketing? No sé, pero me convenció!!)
Desde el primer día me he sentido muy cómodas con ellas, pero ahora que ya llevo más de tres meses y he corrido cientos de kilómetros (que bonito suena eso), he visto que las suelas empiezan a estar desgastadas, es más, en la suela del pie izquierdo (que es donde flaqueo más) el desgaste es mucho más evidente.
En las tiradas cortas no he tenido mayor problema, pero cuando hago las tiradas largas de 15 kilómetros, en estas dos últimas carreras, la planta de mi pie izquierdo se ha resentido, por lo que me he preguntado si podía era consecuencia de las suelas, de los calcetines (también puede influir), o quizá era debido a mi mala pisada (mi pie se apoya en el suelo «en bloque», con sus terribles consecuencias).
Después de preguntar a varias personas sobre el tema y no obtener una respuesta del todo clara, se me ocurrió preguntar directamente a la casa matriz sobre sus zapatillas. ¿Las suelas de las zapatillas, para cuántos kilómetros de carrera sobre asfalto están diseñadas?
Casualidades de la vida y gracias a la ley de la atracción, llego hasta mi una respuesta muy completa que además es la opinión de un corredor, campeón de maratones. Os invito a leerla:
«Las zapatillas de perfil bajo aguantan más kilómetros que las de perfil alto. Al ser más bajas tienen menos amortiguación (aún así tienen muy buena amortiguación), pero son más rápidas y consistentes que las de perfil alto.
Te puedo asegurar que las de perfil bajo están capacitadas para entrenar y correr dos o tres maratones en el mismo año. Mi sugerencia, un deportista que entrena habitualmente (corre) tiene y debe cambiar de zapatillas cada cuatro o cinco meses (aprox). Pueden aguantar más tiempo pero para evitar lesiones, mejor cambiar.
zapatillas entrenamiento = 60 Km/semanles x 5 meses = 300 Km = 120 horas corriendo aprox
zapatillas Maratón= 42.195 X 3 = 126´585 Km. = = 12 horas aprox.»
Teniendo en cuenta que mis zapatillas ya han estado corriendo alrededor de unas treinta horas semanales durante tres meses aproximadamente y mi intención es doblar el tiempo de entrenamiento por semana, quizá a corto plazo tendré que plantearme la posibilidad de reemplazarlas por unas de nuevas.
Como solía decir mi padre: «las zapatillas para correr son para el cuerpo, como las ruedas para un coche de carreras. Deben estar siempre en perfecto estado para evitar accidentes!!!»
¿Y vosotros? ¿Cada cuánto renováis vuestro calzado para la carrera o deporte? ¿Creéis que es necesario reemplazarlo para obtener unos óptimos resultados o preferís apurar su uso al máximo? ¿Qué zapatillas usáis? Estaré encantada de leer vuestros comentarios
Besos desde mi blog!!!
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