La Polinesia Francesa es uno de los lugares más hermosos de nuestro planeta, y es de los más codiciados y menos conocidos por los viajeros. Este destino exótico es muy atractivo por sus tantos paisajes hermosos que, sin lugar a dudas, harán sentirnos en el paraíso.

Aunque muchos no se atreven a hacer este largo viaje, ya que, por supuesto, no está a la vuelta de la esquina, es en definitiva un sueño al otro lado del mundo, sobre todo para los viajeros amantes de lo extraordinario.
Está conformada por islas que hacen alucinar por su majestuosa belleza a todos los que la visitan, y que cada año atrae a cada vez más turistas de todas partes del mundo. De hecho, uno de los propósitos del Gobierno Polinesio es alcanzar en 2020 los 250.000 visitantes. Realmente si comparamos estas cifras con las de cualquier país continental, parecen bajas, pero realmente es lo que tiene ser un paraíso, que si hubiese mucho turismo no sería igual.
Llegar a la Polinesia Francesa, después de un largo viaje (unas 8 horas desde América y más de 30 desde Europa), se ve recompensado por la relajante experiencia que concede un entorno natural tan sublime, y que quedará marcado en nuestras memorias por el resto de nuestras vidas.

Una parada inevitable y obligatoria nos llevará a la Isla de Tahití, exactamente a su capital, Papeete, donde se encuentra uno de los dos aeropuertos internacionales de la Polinesia Francesa. Allí no podemos desaprovechar la oportunidad de recorrer el famoso mercado municipal para empaparnos con hermosas artesanías y souvenir que nos permitan recordar esta hermosa cultura tahitiana. Y sobre todo, deleitarnos con el fastuoso panorama que nos ofrecen las imponentes y escarpadas montañas que ocupan el centro de la isla con su penetrante verde que todo lo llena.
Tahití es la más alta de las islas, y donde el paisaje se extiende en todo su esplendor. Se encuentra rodeada por una barrera de coral con la mayor diversidad de flora que cautiva desde lejos y que alberga grandes patrimonios arqueológicos. Entre otros atractivos, destacan las cascadas de Faaurumai y el museo Gauguin de Maiatea, los cuales son irresistibles de conocer por cualquier persona.
Desde la capital, Papeete, se puede viajar a otras islas de ensueño, como Bora Bora (donde se encuentra el otro aeropuerto internacional), que, sin duda, deja sin aliento a todos los que la visitan. Está rodeada de jardines y playas exóticas, permitiendo llegar al placer máximo de la tranquilidad. Sin duda, un paraíso.
La Polinesia Francesa, rodeada de islas tan hermosas y majestuosas, es ese lugar que, por obligación, debe estar en el itinerario de cualquier viajero. Es una experiencia única y soñada para disfrutar solo o en familia, dejando en la memoria los más hermosos recuerdos.
Hasta aquí te estarás preguntando ¿Puedo prepararme algún día para emprender esta maravillosa experiencia al otro lado del mundo? Definitivamente, todo es posible. Si realmente deseas disfrutar de ese lugar de ensueño, puedes lograrlo. Marca una meta, planifica y ahorra. Ahora bien, si tu preocupación son los requerimientos legales, no tienes por qué preocuparte. No son necesarios muchos trámites, más allá de documentos básicos de turista que son fáciles de tramitar, y menos, aún, si tu estadía no excederá los 30 días.
Si el viajero pertenece a algún país de la Unión Europea, del espacio económico europeo o del Espacio Schengen, está exento de tramitar un visado, siempre y cuando no exceda su estancia en la Polinesia Francesa. Así que, no tienes excusa para comenzar a planificar y prepararte para una aventura sin igual en un lugar tan majestuoso como la Polinesia Francesa.