El ajoblanco es una sopa fría de verano, que además de ser muy refrescante, tiene muchas de propiedades beneficiosas para la salud.
Su contenido en ajo le convierte en un antibiótico natural y ayuda a purificar y mejorar la circulación de la sangre.
Gracias a las almendras y aceite de oliva virgen extra, esta sopa aporta al organismo una cantidad considerable de ácidos esenciales Omega 6, Omega 9 y antioxidantes que ayudan a combatir los radicales libres o toxinas del organismo.
Su preparación es muy sencilla y su sabor es exquisito. A pesar de que hay diferentes versiones de la receta, mi favorita es la que detallo a continuación, con un poquito de Shiitake, una seta deshidratada conocida por sus múltiples propiedades y beneficios. Además de ayudar a mejorar el funcionamiento del hígado y a proteger el sistema inmunológico, el Shiitake facilita la eliminación de grasa y líquidos acumulados.
Pero volvamos a la receta principal: