Factores como la temperatura, el grado de humedad y la contaminación ambiental, así como la brusca bajada de temperaturas (típico en las estaciones de otoño e invierno) suele empeorar los síntomas de los niños con dermatitis atópica o eccema atópico, (que para que os hagáis una idea, afecta a más de un 20% de la población infantil en los países industrializados), según SEICAP.
Aunque la dermatitis atópica, no solamente afecta a bebés y niños. Los adultos también pueden verse afectados por esta patología cuyos efectos son la piel seca, el purito, el eritema, la descamación y las costras, en zonas expuestas al sol, pliegues y áreas de contacto.
Vamos a hablar de todo ello en este post con más detalle: