Las reglas de maquillaje no son las mismas para todas las edades, de igual manera que tampoco lo son para todos los tipos de piel, forma de rostro y detalles que pueden marcar más o menos el fracaso en un acabado a cierta edad.
Y mira que no me gusta hablar de diferencias de edad en ningún tema, ya que la edad se tiene en el corazón (o en el alma) pero quieras o no, la flacidez y las arrugas que se aposentan caprichosas en los rostros a partir de los 45 y más marcados sobre los 50, no son ninguna tontería a dejar de tener en cuenta. Por eso, mi máxima es MENOS ES MAS.
Con la edad, el maquillaje debe ser más cauteloso, minimalista y preciso. No todo vale. A no ser que quieras parecer una muñeca pepona arrugada. (Quizá estoy exagerando un poco, pero algo de cierto hay en ello).
Sueles asegurar que no volverías a tus 20, y lo dices en serio (por lo menos en cuanto a un rostro fresco, terso y sin arrugas ni flacidez). Y que conste que el botox, ácido hialurónico y demás maravillas de la nueva era pueden funcionar muy bien, pero no le devolverán al rostro esa juventud natural cuando se es veinteañero.
Pero dejemos de ser pesimistas, y centrémonos en todo lo positivo que se adquiere con la edad y la experiencia… y si a se le añadimos las sugerencias de LOLA Make Up y los consejos de Cristina Santigosa, e-marketing manager de la marca y maquilladora, nuestro rostro lucirá maravilloso siempre, siempre siempre…
Vamos allá.
Primera regla de oro: Extra de hidratación
(Y yo le añado, sí, hidratación mucha, pero sin “peso”. Las fórmulas ligeras son las que mejor funcionan para evitar el ovalo caído y la flacidez).