El té rojo, además del té verde, es una bebida conocida coloquialmente como “devoradora de grasas“ además de otros beneficios. ¿Pero realmente es cierto?
Pues no os voy a decir que no. Se han demostrado sus propiedades para acelerar el metabolismo de las grasas en el organismo. O sea que no es del todo falso, aunque tampoco vayáis a pensaros que el té rojo es un elixir milagroso, ya que no es así. Sin algo de cuidado en la alimentación, más ejercicio y un poco de paciencia (y fuerza de voluntad), no perderéis los kilos de más si es vuestro caso.
Una de las características más llamativas del té rojo o Pu erh es que pasa por un proceso de fermentación después de ser elaborado.
Se le conoce también con este peculiar nombre (Pu-ehr) por las hojas que crecen junto al río Lancang, al suroeste de China, con unas cualidades únicas y diferenciadas de las del resto del planeta. Estas hojas se transportan a la ciudad de Pu-erh, donde se trata para la elaboración del té siguiendo unas técnicas milenarias.

Durante siglos, el té Rojo Pu-Ehr fue patrimonio exclusivo de los emperadores chinos. Uno de los principales motivos fue porque para obtener esta bebida imperial, se debían someter las hojas del té verde a una fermentación especial que las hacía más resistentes y les confería unas propiedades curativas. Y así, hasta la actualidad…
Algunas de las propiedades más destacadas de la toma de té Pu erh son las siguientes: