Al llegar la primavera la temperatura sube, a la vez que se produce una bajada de la presión en las articulaciones del cuerpo y en sus líquidos. Esto es debido a que las articulaciones están provistas de nervios sensitivos (barorreceptores) que responden a los cambios en la atmósfera. Por eso hay personas que sufren de dolor de huesos con el cambio de tiempo, especialmente cuando va a llover. Y ya se sabe que: “En abril, ¡Aguas mil!” (aunque este año poca agua estamos viendo por aquí)
Por otro lado está el tema de las cicatrices. La elasticidad del tejido cicatricial es menor que la de la piel normal, por lo que cuando se produce un cambio de presión y la piel se estira, a la cicatrizada le cuesta hacerlo más que a la normal, tendiendo al dolor. (Qué me lo digan a mi, que tengo más de 25 cicatrices post-cirugías torácicas).
Otra de las razones por las que pueden doler los huesos es por la dificultad que tienen algunas personas para conciliar el sueño en la primavera. Está demostrado que dormir mal provoca dolores en las articulaciones y que estas molestias, a su vez, dificultan el descanso. Se puede decir que es “La pescadilla que se muerde la cola”.
Por último, en primavera gran parte de la población empieza a hacer más deporte del habitual para lograr una figura perfecta por la inminente llegada del verano. Este hecho puede provocar dolor en las articulaciones, ya que se realiza más ejercicio de manera repentina sin que el cuerpo esté habituado a ello.
Por todo lo comentado anteriormente, en este post vamos a contar con los consejos fisioterapeutas para evitar el dolor de huesos durante la primavera. Veamos:
Dormir lo que el cuerpo necesite. La falta de sueño puede llegar a alterar el carácter, además de provocar dolor en los huesos y músculos. Por ello es recomendable dormir, al menos, 7 horas al día.
Salir a pasear con la luz del sol. Este hábito es muy recomendable, ya que la vitamina D es fundamental para la mineralización del esqueleto y para elevar la fuerza muscular.
Acudir al fisioterapeuta. Ponerse en manos de un experto en fisioterapia para someterse a un masaje muscular es otra de las opciones al llegar la primavera, ya que reduce el estrés a la vez que disminuye el dolor en las articulaciones.
Practicar ejercicio de manera controlada. Si no se está acostumbrado a hacer deporte, media hora al día es suficiente para evitar que los huesos se “oxiden” y duelan y para no padecer insomnio.
Incluir antioxidantes en la dieta; especialmente las vitaminas C y E y diferentes pescados, como la merluza, que contiene ácidos Omega- 3. Estas vitaminas y nutrientes son esenciales para mantener la firmeza de la piel y las articulaciones de músculos y huesos cuidadas.
Practicar métodos de relajación, por ejemplo, el yoga. El yoga es una disciplina de relajación perfecta para estos casos, ya que aumenta la flexibilidad en las articulaciones y en los músculos. (Como profesora de yoga que soy, os puedo asegurar que es altamente efectivo).
¿Y vosotros? ¿Notáis algún cambio en vuestro organismo durante la primavera? ¿Dolor? ¿Molestias? Estaré encantada de leer vuestros comentarios
Besos desde mi blog!
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