Hay días que estamos más cansados que otros. Pero hay veces que ese cansancio puede confundirse con fatiga (y viceversa). Porque no. No son lo mismo. Es importante conocer las diferencias entre cansancio y fatiga. Tema del que hablaremos hoy en este post
Diferencias entre cansancio y fatiga
Es importante distinguir las diferencias entre el cansancio (que podemos tener un día en concreto o por una causa puntual), que puede ser controlado y resuelto mediante descanso o alguna terapia natural o sencilla a corto plazo y la fatiga, que es algo más grave y duradero.
Causas y tratamientos sencillos para tratar el cansancio
El cansancio puede estar producido por causas físicas o mentales. Las más habituales suelen ser: falta o exceso de ejercicio, estudio o trabajo, dormir poco, exceso de cafeína, tabaco, consumo de alcohol u otras sustancias que afectan al SNC, resfriados, gripes, enfermedades leves, ayuno, anemia, etcétera.
Suele solucionarse poniendo remedio a las causas que lo provocan, así como descansando, haciendo más deporte o ejercicio, eliminando las sustancias que no nos sientan bien y en el caso de la falta de sueño, durmiendo. (Es importante visitar a un médico si el cansancio persiste).
¿Qué es la fatiga?
La fatiga es algo más que cansancio y se caracteriza por un agotamiento que no disminuye con el paso de los días, afectando al bienestar y calidad de vida a largo plazo, pudiendo llegar a ser un gran problema
Podríamos describir la fatiga como una sensación de decaimiento, apatía o mal humor, y pudiéndose también asociar con una disminución del rendimiento en el trabajo, estudio, en las relaciones sociales o una mayor dificultad para realizar las tareas diarias más rutinarias.
La fatiga se puede clasificar en fatiga física y fatiga mental. Dentro de ambas, hay tres tipos de fatiga: transitoria, acumulativa y circadiana: la fatiga transitoria es la fatiga aguda provocada por una causa explícita, en cuyo caso, poniendo fin al problema, la fatiga se reduce o desaparece.
La fatiga acumulativa, suma la transitoria y la restricción extrema del sueño o las largas horas de vigilia durante más de tres días (dormir y descansar debidamente es fundamental para la salud), y la fatiga circadiana hablamos hace tiempo en un post (podéis leer aquí)
Fatiga física y fatiga mental
La fatiga física y mental son diferentes, pero a menudo ocurren juntas. El agotamiento físico repetido puede provocar fatiga mental con el tiempo.
La fatiga está asociada con muchas condiciones de salud y factores de estilo de vida. La fatiga puede dificultar levantarse de la cama por la mañana y evitar que una persona cumpla con sus tareas diarias. (Es uno de los ejemplos más comunes. No tener ganas ni fuerzas para hacer nada). Ese sería un ejemplo de fatiga mental.
Una persona con fatiga física puede tener dificultades físicas para hacer las cosas que suele hacer, como subir las escaleras. Los síntomas incluyen debilidad muscular, atonía, falta de fuerza, cansancio extremo, falta de apetito y hasta falta de aliento.
Fatiga y problemas de salud mental
La fatiga también puede resultar de los siguientes problemas de salud o emocionales: trastornos de la alimentación Razones endocrinas y metabólicas, estrés, ansiedad, agotamiento emocional o agotamiento físico continuado.
Situaciones en la vida que pueden provocar fatiga mental: duelo, pérdida (o cambio) de trabajo, aburrimiento, divorciarse y hasta mudarse de casa. Sí, las mudanzas son un gran problema escondido a veces.
La fatiga mental también es un síntoma común de la depresión clínica, ya sea por la depresión en sí o por problemas asociados, como el insomnio
Consejos de alimentación para evitar o disminuir la fatiga y cansancio
Es imprescindible visitar a un médico cuando nuestro “cansancio” o “fatiga” no mejora con el paso de las semanas. Él nos ayudará con el tratamiento particular en cada caso. Mientras, te ofrezco una serie de consejos básicos que pueden ayudarte a mejorar la situación:
Seguir una dieta saludable y hacer actividad física regularmente puede ayudar a reducir la fatiga para muchas personas. Aumenta la cantidad diaria de frutas frescas, verduras, alimentos integrales, productos lácteos bajos en grasa y carnes magras en la dieta. Reduce la cantidad de alimentos con alto contenido de grasa, procesados, azúcar y sal.
No te saltes las comidas. Y el desayuno menos. Pasar demasiado tiempo sin comer permite que bajen los niveles de azúcar en la sangre. Trata de comer regularmente para mantener tus niveles de energía durante todo el día. Y evitar picos de ansiedad por comer.
Para desayunar elije alimentos ricos en carbohidratos de absorción media, como cereales o pan integral. Estos son una fuente de energía para quemar. El cerebro depende de la glucosa como combustible, (no almacenable) o sea que tampoco es conveniente abusar de ellos, ya que las calorías no quemadas se transforman en grasa. Una rebanada de pan integral o dos galletas cumplen su función.
No sigas dietas muy estrictas o severas. Las dietas bajas en calorías o las dietas que restringen severamente los carbohidratos no contienen suficiente energía para las necesidades de su cuerpo. La dieta de choque típica también priva al cuerpo de nutrientes como vitaminas, minerales y oligoelementos. Es mejor seguir un estilo de vida y dieta saludable durante todo el año (y toda la vida).
Consejos de estilo de vida para evitar la fatiga
Aprende a relajarte. Intenta con diferentes técnicas de relajación hasta que encuentres la que sea eficaz para ti. Desde repetir un mantra, meditar, o hasta hacer una clase de yoga o natación.
Limita la cafeína, teina y alcohol No a la cafeína a partir de las tres de la tarde. Un cafñe por la mañana es suficiente. Lo mismo para la teína. Y en cuanto al alcohol. Mejor evitarlo.
No fumar. El humo del cigarrillo contiene muchas sustancias nocivas. Hay muchas razones por las cuales los fumadores suelen tener menos energía que los no fumadores. Por ejemplo, el cuerpo necesita combinar glucosa con oxígeno para producir energía, pero el monóxido de carbono en el humo del cigarrillo reduce la cantidad de oxígeno disponible.
Reduce los comportamientos sedentarios como estar tumbado en el sofá mirando la televisión, o sentado usando ordenadores, tablets o jugando con el móvil.
Aumenta la actividad física. La actividad física aumenta los niveles de energía, mientras que se sabe que un estilo de vida sedentario causa fatiga. Cuando menos nos movemos, menos ganas tenemos de movernos. Efecto blucle.
Mantenerse activo tiene muchos efectos saludables en el cuerpo y la mente. Reduce la presión arterial, ayuda a mantener un peso saludable y es un tratamiento efectivo para la depresión y la ansiedad. Y como no… un buen ejercicio también nos ayuda a dormir plácidamente por la noche, pero mejor no practicar deportes muy intensos a última hora de la tarde, porque a veces nos vigoriza demasiado y nos impide coger el sueño debidamente. (Por ejemplo, a mi me ocurre).
La falta de sueño, especialmente cuando ocurre durante mucho tiempo, también puede provocar fatiga. Intenta dormir las horas adecuadas…..
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